martes, 3 de noviembre de 2009

Argentina: ¿Desaparecerá el 80 % de los partidos políticos?

El plan que anunció Cristina Fernández reduce drásticamente las chances de la oposición de pelear por los cargos nacionales. Apenas 5 de los 33 partidos federales inscriptos en la actualidad, podrían competir por la Presidencia en 2011.
El mapa de partidos sufrirá una poda inédita en la Argentina. Si avanza el proyecto de reforma política del Gobierno que esta semana comenzará a tratarse en el Congreso, sólo sobrevivirá el 20 % del total de las agrupaciones partidarias reconocidas hoy por la Justicia Electoral. Con los nuevos y más estrictos requisitos para mantener la personería jurídica, caerá el negocio de los “sellos de goma” –hay partidos que computan la módica cifra de dos o hasta ningún afiliado– pero también quedarán afuera de las grandes ligas las pequeñas fuerzas que pujan por crecer.
En el país, hay 746 partidos políticos, una cifra récord en la historia, según las últimas estadísticas que terminó de procesar por estos días la Cámara Nacional Electoral y a las que tuvo acceso Crítica de la Argentina.


De ese total, hay 33 partidos nacionales, es decir, que pueden presentar candidatos presidenciales sin necesidad de alianzas. De las agrupaciones de orden nacional quedarán en pie apenas cinco, un escenario que beneficia a las estructuras tradicionales y obliga a los “díscolos” –como el radical Julio Cobos y referentes del peronismo disidente– a volver a enrolarse dentro de un partido para tener mejores chances en 2011.

En el top five que resistirá están el Partido Justicialista (3.767.311 afiliados), la Unión Cívica Radical (2.360.728), el Frente Grande (170.085), el Partido Socialista (117.897) y el ARI (49.832). Ya no sería partido nacional Propuesta Republicana (PRO), del jefe de gobierno porteño y aspirante en 2011, Mauricio Macri. Este espacio, que concentra 35.118 seguidores en total, no cuenta con la representación mínima requerida en cinco provincias.

Tampoco será de orden nacional la Ucedé, del liberal Jorge Pereyra Olazábal, ahora caído en desgracia tras el supuesto hurto de cinco libros. En la andanada, sucumbirán aguerridas y fragmentadas fuerzas de izquierda que históricamente presentaron candidatos presidenciales, aunque con poco respaldo del electorado: el Partido Humanista, el Movimiento Socialista de los Trabajadores, el Partido Comunista, el MIJD (de Raúl Castells) y el Partido Obrero, entre otros. Esto no quiere decir que esas expresiones desaparecerán, sino que varias de ellas serán sólo partidos distritales.

¿Cuáles son los filtros que establece la iniciativa K? Para conformar un partido de distrito, ahora se deberá contar con un caudal de afiliados que represente el 5 por mil del padrón de la jurisdicción correspondiente. Antes se solicitaba el 4 por mil de “adherentes”, un concepto más fácil de falsear. Y para convertirse en una fuerza nacional, prevé que tenga anclaje en 5 distritos y, a la vez, que cuente con el 1 por mil del total de electores del país. Hay otro punto clave: en el artículo 7 bis, establece controles anuales para verificar que los partidos respeten el piso de afiliados, si no es así, se dispondrá la caducidad.

Desde el Ministerio del Interior, encabezado por Florencio Randazzo, dijeron a este diario que el objetivo es acabar con las “pymes de los sellos de goma”. Fuentes judiciales consultadas coincidieron en que la ley actual permite que se multipliquen partidos “cáscara” a disposición del mejor postor. En la última elección legislativa, el exponente que saltó a la fama con una fuerza ignota fue Fernando Narváez, del Partido para la Acción Solidaria Independiente Bonaerense (PASIB), que reúne a poco más de 3 mil adherentes. Su incursión en los comicios fue interpretada por Francisco de Narváez, finalmente verdugo del ex presidente, como una jugada del kirchnerismo para confundir en el cuarto oscuro y que algún desprevenido agarrara la boleta del Narváez “trucho”.

En la larga lista de partidos, sobran ejemplos de agrupaciones raquíticas. La denominada Iniciativa Verde por Buenos Aires, de tinte ecologista, figura con 11 afiliados. Y, en el interior, Viva Entre Ríos, el sello por el que compitió el ex senador Augusto Alasino en los comicios de junio pasado, cuenta con el humilde apoyo de dos seguidores, según las mismas estadísticas judiciales. Aun peor situación política atraviesa el MODIN, creado y luego abandonado por el ex carapintada Aldo Rico. En la provincia de Buenos Aires, directamente no tiene adherentes. Sin embargo, y más allá de que no participen en elecciones, todas las agrupaciones reciben recursos del Estado en concepto de mantenimiento. Es el denominado Fondo Partidario Permanente.

El proyecto oficial tendrá un paso agitado por el Congreso. El núcleo duro opositor –la Coalición Cívica, Unión PRO, el PJ disidente y parte del radicalismo– adelantó duras críticas al texto original. Además, esta vez, hay especial resistencia de los pequeños bloques de centroizquierda, que a veces dan su apoyo en votaciones clave (ver más en página 4). Estas fuerzas se verían perjudicadas por los nuevos requisitos para conservar la personería y, además, por la exigencia de que un precandidato debe contar con el 3 por ciento de los votos válidos emitidos (entre 600 y 700 mil) para pasar a los comicios generales.

“Es para obturar la emergencia de fuerzas nuevas”, se quejó ante este diario el diputado Claudio Lozano, de Proyecto Sur. Habrá que ver hasta qué punto el oficialismo cederá para no perder potenciales aliados estratégicos para el próximo año.

De Narváez, entre Macri y la interna del PJ

Con 3.506 afiliados en la provincia de Buenos Aires, el territorio en el que dio el batacazo en la última elección, a Francisco De Narváez no le alcanzaría ni para tener un partido distrital. Sucede que de aprobarse la reforma política que impulsa el oficialismo, Unión Celeste y Blanca necesitaría contar con unos 5.000. Al margen de su capacidad económica para lanzar una campaña voraz de reclutamiento de nuevos afiliados, el Colorado cuenta con otras dos herramientas para sortear ese obstáculo, y hasta para plantear horizontes a nivel nacional: volver a apoyarse en la estructura del PRO o competir en el sello PJ.

“Tendremos que analizar las opciones con las que contamos. Podemos lanzar una campaña de afiliación o ir como Unión-PRO. Tampoco descartamos la posibilidad de ir a la interna del justicialismo”, le contó Gustavo Ferrari, mano derecha del Colorado, a Crítica de la Argentina.

La opción de apoyarse en la estructura del PRO todavía no es un hecho. El partido que encabeza Mauricio Macri funcionaría como rueda de auxilio en la provincia de Buenos Aires, donde cuenta con más de 8.000 afiliados. Pero no cumple con los requisitos para ser considerada una fuerza nacional.

Sin embargo, el PRO ya tiene programada la forma de superar ese escollo. La campaña de nacionalización del partido que encabeza Macri sumada a la fusión con Recrear –el ex partido de Ricardo López Murphy que ahora encabeza Esteban Bullrich– le daría al PRO la autonomía necesaria para enfrentar los siguientes comicios, aún bajo las nuevas reglas que plantea el proyecto oficial.

Jesica Bossi

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