miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los argentinos y Messi


Escribe: José María Otero: Confieso que logran exasperarme los amigos argentinos que me preguntan por correo electrónico o personalmente: ¿Por qué Messi no rinde en la Selección? Como la cosa es reiterativa, dudo a veces si contestar o no, o tirar pelotas al corner para no aburrirme repitiendo los argumentos tan elementales.

Usando el sentido común, partiremos de una base repreguntando a la vez: ¿Pero, rinde alguien en la Selección “de” Maradona?

Una especie de equipo de potrero sin reglas de funcionamiento, sin táctica, sin cabezas pensantes, sin dirección, donde ¡se prueban jugadores! (Maradona dixit). Un caos permanente donde entran y salen futbolistas, donde de repente juegan los cracks que están en Europa como se alinea como salvadores a veteranos que están por colgar los botines (Schiavi, Palermo, Verón) o debutan desconocidos como Villar, Ansaldi, y otros que juegan en distintas Ligas, ¿puede servir de referencia para algo?.

¿Es necesario que yo repita machaconamente detalles que todo el mundo puede apreciar a simple vista?

En el Barsa, Messi está rodeado de gente que toca y se mueve de forma ejemplar. Messi recibe la pelota al pie y tiene varias opciones: a) Arranca de la raya hacia adentro y Alves lo dobla por afuera agrandando la cancha y ofreciéndose al pase y consiguiente desborde y arrastrando marcas. B) Xavi se ofrece cerca suyo para la descarga y el toque. C) Iniesta viene cerca suyo propiciando una pared en velocidad. D) Ibraimovich se tira un par de metros atrás para servirle de pivot y de pared hacia la penetración de Leo por derecha o izquierda. E) Henry se abre por izquierda contra la raya y si su marca cierra para tapar la incursión de Messi reforzando el embudo defensivo, él queda libre para la apertura de Messi en largo a la izquierda. Messi puede utilizar cualquier de estas alternativas o, F) amagar el pase a cualquiera de sus acompañantes y seguir con la pelota en profundidad hacia el arco rival.

Este es en líneas general el panorama que tiene Messi en el Barcelona día a día como podemos apreciarlo todos los que seguimos el fútbol en España.
Vámonos ahora a la “Selección nacional”. Los compañeros allí son como las figuritas con que jugábamos de pequeños. Se cambian constantemente. No hay equipo definido ni línea de juego. A él lo instalan en una garita, arriba, solo contra 3 o 4 rivales que le respiran en la nuca. Los balones que “recibirá” son pelotazos altos de 30 o 40 metros, a sus inmediaciones que despachan Heinze, Gago, Coloccini, Demichelis o cualquier otro “compañero”.
En caso de que pudiera bajarla, se encuentra rodeado de camisetas rivales y nadie con quien conectar. Entonces, su primera opción es limpiar el camino a ver si encuentra alguna camiseta amiga. Si lo consigue, no sería Messi, sería Mandrake el mago. Claro, alguno lo bajará en el camino o se la quitan entre dos o tres y ahí viene el certificado de defunción de críticos y aficionados sobre sus enormes virtudes: “Acá no anda, no se saca a nadie de encima…”.

Porque lo peor es que el periodismo entra en esa variante y utiliza la misma lente óptica que el hincha que está saltando y gritando.

El mundo al revés. Hace poco vimos el España-Argentina. España puso 5 violinistas en el medio: Xavi, Iniesta, Busquets, Xavi Alonso y Silva. Argentina alineó en el eje vertebral a 3 picapiedras (Maxi Rodríguez ,Gago, Mascherano) y un autista zurdo que corre por su banda: Di María. Nos hicieron precio y fue sólo 2-1. ¡Pobre Messi corriendo impotente, pidiendo la pelota, desmarcándose, buscándola…!

Pero claro, la única verdad es la realidad. Y la Selección es un conventillo típico de Maradona y sus “sidieguistas”, que consiguen hasta hacer desaparecer a Messi.

Un favor les pido: Ayúdenme a explicarle a nuestros compatriotas cómo juega Messi al fútbol y porqué le dieron el Balón de Oro como mejor jugador de Europa.

Argentina: Piden se investigue si oficiales retirados, exonerados o en actividad instigaron la última ola de crímenes


El gobernador Scioli y el Ministro de Seguridad bonaerense hasta hora defendían públicamente a la Policía.
Renata Toscano, Sandra Almirón y Ana María Castro fueron asesinadas en el conurbano cuando les quisieron robar sus autos y el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, denunció que los tres crímenes “podrían haber sido instigados por personal policial en actividad, en retiro o exonerados” con el “objetivo de desestabilizar” al gobierno de Daniel Scioli.

Así lo dijo en una denuncia que recayó ante el fiscal Marcelo Romero. De esa forma puso por escrito algo que se repetía en el ámbito político: que la ola de homicidios estaba impulsada por sectores de la fuerza de seguridad a los que les había cortado un negocio. Algo así como el retorno de la Maldita Policía. El ministro se encuentra en la cuerda floja, tras el papelón policial en la búsqueda de la familia Pomar.

Stornelli dijo en la denuncia, a la que accedió Crítica de la Argentina, que el “modus operandi” consistiría en “el reclutamiento de menores y mayores de edad en asentamientos de emergencia a contraprestación dineraria” para que cometan esos hechos violentos. Cuando el juez de La Plata Luis Arias denunció el 8 de mayo que la Bonaerense reclutaba menores para delinquir, Stornelli respondió al funcionario judicial y le pidió explicaciones. Ahora cambió de parecer. Según el ministro, todo comenzó el 16 de noviembre con la decena de medidas que tomó en la Dirección para la Prevención del Delito Automotor, la repartición que investiga el robo de coches y administra las plantas verificadoras donde se realizan los trámites cuando se vende un rodado para determinar que no sea robado.

Hasta ahora, Stornelli decía que durante su gestión se llevó a cabo “un gran cambio en la organización de la Policía” y que se recuperó “la actitud” de esa fuerza, pero tuvo que volver sobre sus dichos y reconocer que terminar con los negocios “espurios” de la Bonaerense tiene costos. Lo llamativo es que algunos de esos ex jefes desplazados serían sus asesores.

La investigación recayó en el fiscal Romero, quien ayer estaba de turno. Citará al ministro para que amplíe sus dichos, presente la documentación –que en el mismo escrito dice tenerla para ponerla a disposición de la Justicia– y a la plana mayor de la Policía Bonaerense. “La denuncia es gravísima. De comprobarse estos hechos serían de una gravedad institucional inusitada”, dijo Romero, quien ya está trabajando con la SIDE y con Gendarmería Nacional.

Stornelli denunció que la seguidilla de crímenes se produjo luego del 16 de noviembre, cuando decidió tomar medidas en la Dirección para la Prevención del Delito Automotor, que “habría cercenado ciertos negocios espurios que podrían haberse estado llevando a cabo”. El ministro evaluó que esta situación “habría sido mal recibida” tanto por policías y civiles que fueron relevados de sus cargos. A su entender, como a partir de los cambios las maniobras no se podían seguir realizando, se hizo “un reclutamiento de menores y mayores de edad en asentamientos de emergencia que habrían o estarían llevando a cabo presuntamente policías de la provincia de Buenos Aires, retirados o exonerados”.

Según la presentación, los policías aseguraban “una mentida protección (a los ladrones) y otros beneficios, entre ellos dinerarios” y “les encomendarían tareas delictivas, bajo patrones criminales comunes”.

“Casi como pergeñado, todas las víctimas fueron mujeres, con una exposición social importante –maestras o profesionales con múltiples contactos sociales– que automáticamente motorizaban multitudinarias marchas con claras infiltraciones”, consideró Stornelli. En su escrito, el ministro señaló la “nefasta cronología de los hechos” a partir de la “decisión política de auditar e intervenir” el área dedicada al robo automotor.

Para Stornelli hay “una organización tendiente a desestabilizar la actual gestión, mediante la perpetración de hechos de similar tenor que realzan la protesta social”. Agregó que “queda claro que en los episodios en cuestión, los autores salieron a matar antes que a robar y ésa no es la característica que guía a los ladrones habituales de automotores. Al aparecer vacía de contenido la intencionalidad homicida, resulta imperioso excavar en búsqueda de la necesaria existencia de instigadores con fines más perversos que el aparente”, concluyó Stornelli.

Argentina: El hacernos creer seguros es un gran negocio


Los argentinos gastan más de 2.000 millones de pesos por año para sentirse seguros. Durante el 2009, la venta e instalación de alarmas creció un 20% y se comercializaron 500 mil sirenas por un total de 1.710 millones de pesos. Además, se vendieron 600 mil spots de iluminación para exteriores con detectores de movimiento por 6 millones de pesos. Otro de los artículos muy demandados para prevenir hechos de inseguridad fueron los porteros eléctricos con visor: el movimiento de esos aparatitos significó un gasto de 76 millones de pesos más. Cada vez con mayor frecuencia e intensidad la gente invierte dinero de su bolsillo para suplir la ineficiencia estatal a la hora de brindar seguridad.

La lista sigue. Este año se pagaron 200 millones de pesos para instalar circuitos cerrados de cámaras de vigilancia en los ingresos a los hogares. Y los vecinos de barrios cerrados, countries y áreas residenciales del interior gastaron 14 millones de pesos en la colocación de 1.200 molinetes y barreras de acceso. Los sistemas antivandálicos para vehículos crecieron un 100 por ciento frente a 2008: se blindaron 350 autos en el año. Ese incremento sin precedentes en la historia nacional les generó a las empresas de seguridad vehicular una facturación superior a los 40 millones de pesos.

La cifra global es aún mayor si a los 2.000 millones de pesos se les sumara el gasto que los ciudadanos destinan al pago de salarios del personal de seguridad privada que contrataron en el último año. Según un informe elaborado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) al que tuvo acceso Crítica de la Argentina, hay tres vigiladores privados en actividad por cada uno de los 30 mil efectivos que la policía Federal tiene en Capital y el Gran Buenos Aires.

Para Claudio Kramer, gerente general de la Cámara de Industrias Electrónicas, Luminotécnicas, Telecomunicaciones, Informática y Control Automático (Cadieel), la demanda de sistemas de videovigilancia, iluminación exterior, control de acceso y detección de siniestros creció entre un 13% y un 15% en lo que va del año frente a igual período de 2008. “Sólo la conexión y ventas de alarmas y sirenas movilizó más de 450 millones de dólares (1.710 millones de pesos) en este período. La venta de estos equipos viene creciendo de forma sostenida en los últimos dos años”, explicó el directivo de la entidad que representa a 3.200 empresas en todo el país. Según los cálculos de Kramer, en los últimos meses hubo un pico en la venta de alarmas y sirenas.

Los datos relevados por la compañía ADT Security Services coinciden con los de Cadieel. “La demanda viene aumentando sostenidamente. En el último año notamos un incremento del 20% en relación con el año anterior”, explicó a Crítica de la Argentina Javier Kahn, director de desarrollo de nuevos negocios para la Argentina y Uruguay de la firma estadounidense que tiene el 60% del mercado nacional.

El precio base de referencia de un equipo de sirenas y sensores en el mercado local es de 1.200 pesos con instalación incluida. Las tarifas para la compra y colocación de alarmas van hasta los 30 mil pesos, según el tipo y el grado de sofisticación del sistema. Pero como la necesidad es cada vez más alta y no muchos usuarios pueden acceder a contratar un servicio de ese valor, ADT decidió ofrecer un beneficio especial para conquistar nuevos clientes. “Teniendo en cuenta la necesidad de este tipo de productos, hemos decidido ofrecer el equipo en comodato y cobrar sólo el cargo de instalación. Así, más hogares y comercios pueden estar protegidos”, agregó Kahn.

El abono mensual dependerá de ciertas variables tales como el espacio a cubrir. “En ADT contamos con un amplio portfolio de productos que complementan el monitoreo básico y nos posicionan como la empresa líder en seguridad electrónica”, afirmó.

Ricardo Pérez, dueño de la firma de controles de acceso DCM Solution, también evidenció un incremento en la demanda de molinetes y barreras de seguridad en el último año comparado con 2008. “Se instalan principalmente en las entradas de los countries o en los edificios nuevos. Por año se colocan 1.200 en todo el país”, contó Pérez. Cada molinete o barrera cuesta entre 2.500 y 3.000 dólares con instalación y tarjetas magnéticas incluidas. Los modelos más modernos, que leen retinas y detectan huellas dactilares, superan la barrera de los 3.000 dólares.

Las luces con sensores de movimiento y los porteros eléctricos con visor fueron otros de los productos considerados “de seguridad” más vendidos este año. Sergio Starkloff, propietario de Surix, calculó que, pese a que todos los edificios y propiedades nuevas instalan este tipo de equipos, aún no son prioritarios para la mayoría de los argentinos. Pero, a pesar de la visión de Starkloff, fuentes del sector estimaron que en 2009 los comercios que vendieron porteros sofisticados y spots de luz de emergencia facturaron 80 millones de pesos, un 20% más que en 2008. En total, se comercializaron unos 100 mil intercomunicadores con pantalla y 2 millones de reflectores para exterior.

Además de los 2 millones de pesos anuales que gastan en contratar servicios o comprar equipos contra la inseguridad, los argentinos también incorporaron tecnología de última generación para evitar ser víctimas de la inseguridad. Los menos innovadores les colocaron chips a sus laptops y vehículos para poder rastrearlos en caso de que los roben. Pero hay quienes se animaron, en los últimos años, a instalar cámaras y sensores internos en sus casas para ser controlados remotamente. Estos sistemas, que están en la lista de los desarrollos de la robótica, permiten al usuario monitorear desde sus computadoras los movimientos de la familia y de la casa con la ayuda de un software especial.

El blindaje de autos se puso de moda
La demanda de protección de autos se duplicó en el último año frente a 2008. Según cifras relevadas por el Grupo Dietrich, se blindaron entre 25 y 30 vehículos por mes durante 2009. “En total, se acorazaron unas 350 unidades en todo el año”, dijo Juan Pablo Bozzo, responsable de la división blindados del Grupo Dietrich, firma que controla el 50% del mercado local.

Proteger un vehículo contra balas de armas de fuego no es económico. Oscila entre los 25 mil y los 30 mil dólares. “Este año empezamos a recibir clientes que no esperábamos: comerciantes que tuvieron algún problema de inseguridad, empresarios de pymes, gente común”, contó Bozzo. Con la crisis económica de 2001, el blindaje de autos se puso de moda. Luego cerraron más del 60% de las empresas que comercializan ese servicio y desde el año pasado la demanda volvió a crecer inesperadamente.

“El blindaje creció un 300% en el mercado de los autos usados. Este servicio ya no está atado al poder adquisitivo del cliente, sino al nivel de inseguridad al que se expone a diario. También lo notamos en el incremento de venta de accesorios para evitar la inseguridad. Muchos buscan sólo la instalación de rastreadores satelitales o el servicio antivandálico: que blinda los vidrios y protege al conductor de arrebatos, robos o agresiones”, explicó el directivo de la concesionaria.

Las cifras del mercado revelan otro dato escalofriante. Por día, los propietarios de autos o camionetas gastan 12 dólares (casi 46 pesos) para sentirse protegidos.

Julieta Tarrés

“Crítica de la Argentina”


martes, 15 de diciembre de 2009

Ni caso a Obama


Escribe Horacio Eichelbaum: Obama presiona a Israel, a Honduras, a Marruecos…y ni lo toman en cuenta. Resulta sospechosa tanta ‘debilidad’, cuando los ejércitos imperiales aplastan a Irak, Afganistán, Pakistán…

La realidad va volviendo a su cauce. Efectivamente, Obama fue un espectacular cambio de fachada. Quizás tampoco podía ser más que eso: ‘lo que no pué ser, no pué ser…y además es imposible’. Va a resultar que la capacidad de Obama como orador se va pareciendo más a la de un convincente vendedor, aunque sea de sueños, que a la de un auténtico reformador.

Los que le dieron el Premio Nobel de la Paz, encendiendo tantas sonrisas irónicas, confirmaron la creencia generalizada: que el galardón es más por lo que promete que por lo que pudo llegar a hacer. Pero Obama ha dejado bien clara su teoría –no muy lejana al ideario de Bush- de que “la guerra es necesaria para la paz”. Es una ampliación del consejo romano: ‘si quieres la paz, prepárate para la guerra’, que tiene un sentido evidente: si te muestras débil es más posible que te ataquen.

Pero ese no es el caso de Afganistán. Por muy brillante oratoria que despliegue Obama, la de Afganistán es una guerra sin el menor atisbo de justificación. Se trata de un pueblo pobre y primitivo, al que los ataques constantes están reforzando en sus creencias religiosas y van extendiendo eso que Occidente llama, con tanto regodeo, el ‘fanatismo’. Allí donde llegan los ejércitos imperiales con sus guerras preventivas la desesperación se apodera de la población y crecen el fanatismo y los atentados suicidas. No hay más que ver cómo el incendio bélico ha sido propagado a Pakistán por los norteamericanos, mientras llevan más tropas a Afganistán y no decae la virtual guerra civil que el mismo invasor desató en Irak.

Esta ‘nueva era’ en la que regímenes brutales, como el chino, no reciben siquiera reproches, supone que Estados Unidos quiere abandonar su hábito de imponerse, aunque sea con aquellas terribles excepciones: Afganistán, Pakistán, Irak…

Tan tolerante es hoy el gobierno de Washington que no consigue apretar las tuercas a nadie: le ha dado un ultimátum a Israel para que suspenda los asentamientos de colonos en tierras teóricamente reservadas a los palestinos y el régimen de Tel Aviv ni se inmutó, continuando con esa ‘recolonización’ que va enterrando toda posibilidad de una paz negociada.

También ha querido frenar a los golpistas en Honduras y recibió el mismo desaire. Y, al menos hasta el momento en que se escriben estas líneas, tampoco ha obtenido el menor resultado presionando a Marruecos para que respete los derechos humanos, aunque sólo sea los de la señora Haidar, porque ya se sabe que el resto de los saharauis seguirá siendo reprimido día tras día. Tanta impotencia resulta hasta sospechosa. ¿Habrá que escuchar con otros oídos la advertencia de Hillary Clinton a Cuba, Venezuela y otros países latinoamericanos para que ‘se lo piensen bien’ antes de mantener buenas relaciones con Irán?

En Latinoamérica hay que seguir atentamente el desarrollo del verdadero tratado militar que Washington firmó con Colombia, presentado como un simple convenio para el uso de siete bases militares. En un escrito presentado al Congreso de Estados Unidos en mayo pasado con los presupuestos del Pentágono, se dejaban ver las intenciones del pacto con Colombia: pedían a los congresistas 47 millones de dólares para acondicionar la base de Palanquero. El texto era tan explícito que fue corregido y presentado de nuevo, mucho más suave, en noviembre. Allí se subrayaba la feliz circunstancia de que, desde aquella base, el ejército USA puede acudir con rapidez y bajo costo a cualquier parte de esta ‘subregión’ (menos al Cabo de Hornos, en el sur de Chile), tan peligrosa por la existencia de gobiernos ‘anti norteamericanos’.

No hay muchos datos que indiquen un verdadero cambio de rumbo de Washington. Al contrario, empieza a temerse que el ‘cambio de imagen’ que representa Obama se agote en sí mismo y sólo sea eso, un cambio de imagen.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Breve Vocabulario de Les Luthiers


Siempre es bueno ampliar el vocabulario. aquí va un humilde aporte de "Les Luthiers".

INESTABLE: Mesa norteamericana de Inés.

ENVERGADURA: Lugar de la anatomía humana en dónde se colocan los condones.

ONDEANDO: Onde estoy.

CAMARÓN: Aparato enorme que saca fotos.

DECIMAL: Pronunciar equivocadamente.

BECERRO: Que ve u observa una loma o colina.

BERMUDAS: Observar a las que no hablan.

TELEPATÍA: aparato de TV para la hermana de mi mamá.

TELÓN: Tela de 50 metros ... o más.

ANÓMALO: Hemorroides.

BERRO: Bastor Alebán.

BARBARISMO: Colección exagerada de muñecas barbie.

POLINESIA: Mujer Policía que no se entera de nada...

CHINCHILLA: Auchenchia de un lugar para chentarche.

DIADEMAS: Veintinueve de febrero.

DILEMAS: Háblale más.

MANIFIESTA: Juerga de cacahuetes.

MEOLLO: Me escucho.

TOTOPO: Mamamífero ciciciego dede pepelo nenegro que cocome frifrijoles.

ATIBORRARTE: Desaparecerte.

CACAREO: Excremento del preso.

CACHIVACHE: Pequeño hoyo en el pavimento que está a punto de convertirse en vache.

ELECCIÓN: Lo que expelimenta un oliental al vel una película polno.

ENDOSCOPIO: Me preparo para todos los exámenes excepto para dos.

NITRATO: Ni lo intento..

NUEVAMENTE: Cerebro sin usar.

TALENTO: No ta rápido.

ESGUINCE: Uno más gatorce.

ESMALTE: Ni lune ni miélcole.

SORPRENDIDA: Monja en llamas.

La defensa de YPF : Enrique Mosconi


Si las nuevas generaciones argentinas necesitan encontrar una figura a la que invocar, en defensa de la soberanía nacional, esa personalidad es la del general Enrique Mosconi, ejemplo del militar consustanciado con su país. Porque para Mosconi la soberanía nacional no comenzaba ni terminaba en los discursos celebratorios de fechas patrióticas, ni eran una metáfora de circunstancia.

"Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera" . Enrique Mosconi

Para él, soberanía y nacionalidad, eran algo tangible: la defensa del patrimonio argentino, sus riquezas naturales, eran los hombres y mujeres que con su trabajo escriben las páginas más auténticas de la nacionalidad.

Fue un tenaz defensor de los intereses petrolíferos nacionales durante los ocho años que permaneció como director de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Supo impulsar a la nueva empresa, no sólo multiplicando su producción sino dotándola de la estructura necesaria para el cumplimiento de sus objetivos básicos. Luego de una prestigiosa carrera militar, el general Mosconi dedicó su accionar a tratar de conseguir una política que permitiera resultados positivos para el país. En su libro "El petróleo argentino y la ruptura de los trusts petrolíferos inglés y norteamericano el 1º de agosto de 1929", expuso sus ideas centradas en una política de "puerta cerrada" y monopolio estatal que -según sus palabras- "terminará con la lucha entre los trusts e YPF". En ese sentido, Mosconi afirmó: "Dos organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan intereses antagónicos, destinados a vivir en una lucha de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatista. Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos".

Nacido en Buenos Aires el 21 de febrero de 1877 cursó estudios en el Colegio Militar de la Nación, al que ingresó en mayo de 1891. Ingresó luego a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y desempeñó el cargo de subdirector general de Arsenales de Guerra desde 1914 a 1918.

Luego de graduarse como ingeniero civil, se le reconoció como profesional militar pasando al arma de ingenieros. Durante su prestación de servicios viajó a Italia, Bélgica y Alemania donde realizó estudios para la construcción de la usina hidroeléctrica y a gas pobre que funcionaba en Campo de Mayo.

Antes de regresar al país en 1914, patentó en Alemania y cedió al Ministerio de Guerra de la Argentina un dispositivo para cambio de trocha en rodados militares. Otra vez en la Argentina volvió a comandar el cuerpo de Ingenieros hasta ser nombrado subdirector general de Arsenales de Guerra en 1915. Fue designado luego director del Arsenal Esteban de Luca y en marzo de 1920 -ejerciendo el cargo de director de Aeronáutica- fundó el Grupo 1º de Aviación dando así impulso al arma.
Romper los trusts

A través del libro citado y varios trabajos periodísticos explicó Mosconi sus ideas sobre la cuestión petrolera. En una nota publicada en "Noticias Gráficas" del 17 de setiembre de 1932, señaló: "El país reclama una ley que garantice al pueblo argentino el usufructuo total de los beneficios derivados de las explotaciones petrolíferas y que esto se realice en la mayor tranquilidad, libre de la áspera lucha de intereses que pone a prueba, y a menudo mancha, el honor de las personas y la dignidad de las funciones públicas".

"Se trata -continuaba Mosconi- de un asunto demasiado complejo, constituido por múltiples especializaciones que deben ser consultadas para formular un proyecto que coordine con unidad de doctrina las distintas actividades que integran la industria petrolífera y defender así, esta fundamental riqueza pública, establecer el conveniente ordenamiento de su explotación y alcanzar los objetivos que imponen el presente y el porvenir económico de la Nación".

Designado titular de la Dirección General de YPF, el 19 de octubre de 1922, el general Mosconi consiguió a lo largo de sus ocho años de gestión que la empresa pasara de una producción de 348.888 metros cúbicos de petróleo en 1922 a 872.171 metros cúbicos en 1929. Defensor del patrimonio petrolífero del país, puso de manifiesto más de una vez su opinión adversa a los trusts. En el artículo anteriormente citado agregaba a propósito de un proyecto parlamentario sobre hidrocarburos que "es decididamente propulsor del capital privado, que en nuestro país forman casi sin excepción, empresas extranjeras filiales de los grandes trusts y, lo que es peor, descuida este proyecto la necesidad de impulsar el desenvolvimiento de YPF, colocado con respecto a los trusts en inferioridad de condiciones".

Tenaz opositor de los trusts petrolíferos ingleses y norteamericanos señaló en esa oportunidad, y ante las controversias suscitadas por "el trance de acaparamiento" de la Standard Oil -efectivizada mediante la concesión petrolífera en Salta-, "me aferro ahora más que nunca al concepto de puerta cerrada y monopolio que terminará con la actual lucha de predominio entre los trusts e YPF, lucha cuya aspereza irá siempre en aumento".

En el transcurso de su mandato inauguró la Destilería de La Plata -en diciembre de 1925- que entró en producción inmediatamente elaborando nafta, kerosene, fuel oil y a menos de cinco meses de su habilitación comenzó la producción de nafta de aviación. El año 1926 señala la entrada de YPF en el mercado de combustibles con sus propios productos. Dos años después comenzó la explotación de petróleo en Salta y debido a una intensa exploración llevada a cabo en la zona noroeste, se produjo en 1933 el descubrimiento petrolífero de Tranquitas.

En la faz comercial la empresa ganó terreno rápidamente bajo la gestión de Mosconi que en agosto de 1929 rebajó el precio de la nafta en todo el país concretando una nueva rebaja tres meses más tarde. Resalta aún más este acontecimiento comercial si se tiene en cuenta que desde 1928 tenía vigencia en el plano internacional el convenio Achnacarry -firmado entre Standard Oil, Royal Dutch, Shell y Anglo Persian- regido por el principio del "as is" y según el cual cada empresa conservaba la posición que tenía en el mercado en el momento en que se firmara el acuerdo.

La exposición de las ideas del general Mosconi denotaban su preocupación por asegurar los beneficios de la explotación petrolera nacional a través de una legislación adecuada. "El monopolio (sin expropiación de las concesiones existentes) acabará con los rozamientos y lucha de intereses -afirmaba el entonces titular de YPF- con los entorpecimientos y falsas canalizaciones de los trámites legales y reglamentarios de los expedientes. Acabará asimismo con la intromisión de elementos extraños en nuestra política interna, con el soborno, cada vez más alarmante. Evitará futuras complicaciones y perturbaciones en nuestra economía, en nuestro derecho y nuestra soberanía. Usufructuaremos así, íntegramente, en paz y tranquilidad, con honor y dignidad, como podemos y debemos hacerlo, los beneficios de nuestras explotaciones petrolíferas".
Aquella mañana de 1922

Una mañana de agosto de 1922, Mosconi se enteró que la empresa norteamericana West India Oil Co., la única que vendía nafta de aviación, se negaba a suministrarla sin pago adelantado. El entonces coronel Mosconi entrevistó al gerente de la empresa, para ratificar la noticia. Sí, era así. Mosconi le replicó al gerente de la compañía extranjera según cuenta en su libro: "Advierta que el Servicio Aeronáutico del Ejército no debe un centavo a su compañía; que se trata de una repartición militar solvente y dependiente del Ministerio de Guerra y que, por lo tanto, no sólo me sorprenden sus manifestaciones y su exigencia, sino que las considero impertinentes y no las acepto".

Más tarde comentará Mosconi: "Allí, en el mismo escritorio me propuse juramentándome conmigo mismo, cooperar con todos los medios legales para romper los trusts". Hacia esa meta iba Mosconi el 1º de agosto de 1929, cuando YPF rebajó el precio del litro de nafta y tomó "la dirección y el contralor del mercado de combustible líquido en la Argentina". El juramento de 1922, "romper los trusts" había sido satisfecho.

Pero todo se lo llevará el vendaval del 6 de setiembre de 1930, hasta que en 1931, el presidente Uriburu lo citó en la Casa Rosada para anunciarle -para ordenarle- que viajara a Italia en misión de estudios. Era un destierro disfrazado y continuará -aunque retorne al país- en esa condición. El general Justo lo designará director del Tiro y Gimnasia del Ejército. Era algo inaudito. El viejo luchador quedaba relegado a un papel protocolar. Poco después un ataque de hemiplejia lo fulminaría y el 31 de diciembre era retirado de oficio como general de división. Inválido, en el ostracismo político, fallecía el 4 de junio de 1940.

Al memorar su ejemplo -un ejemplo vigente para estos días-, vale la pena recordar aquella sentencia en la que afirmó: "Es bueno vitorear a la Patria, pero es mejor ayudarla a vivir contribuyendo a su engrandecimiento y bienestar".

Publicado por ARGENPRESS

sábado, 12 de diciembre de 2009

Argentina, Mendoza: Los niños agonizan sobre las vías del tren


Cuadro Nacional, San Rafael: donde antes hubo trenes llenos de productos y personas, ahora hay un caserío arrojado sobre los rieles a la buena de Dios. Cientos de niños y de perros, de hombre y mujeres de Mendoza repitiendo un destino macabro, mientras los Dueños del Reino juegan a las zancadillas. Entrá a esta nota y permitite mirarla: esta es la provincia que supimos conseguir.

Pocas cosas más representativas de una provincia que se vino a pique que un asentamiento de indigentes levantados sobre las vías del tren. La imagen es particularmente poderosa porque resume dolores largos: la ausencia del tren –y ya se dijo que un país sin trenes no es un país– y el crecimiento de la indigencia, en este caso, en una villa donde sobran los niños, los perros y el abandono institucional.

Estamos en Cuadro Nacional, distrito vecino de la villa cabecera de San Rafael. En la estación de trenes, donde antes hubo locomotoras que atravesaban el mundo cargadas de carbones, vinos, frutas, gentes y asuntos por el estilo, ahora, hay una villa con señoras tristes que riegan un par de tristes malvones y perros con garrapatas tristes y piecitas breves bajo el sol del Tercer Milenio.

Bajo estos casi ilusorios hogares, hay rieles y durmientes y un par de galpones en los que malviven carteles de bienvenida de otros tiempos. Actualmente, el caserío alberga a más de mil personas, unas 160 familias, quince años de historia, 700 niños, 500 perros y por lo menos una docena de años de dejadez estatal. ¿Ayuda oficial? Ninguna.

La excusa, para los asentamientos en esta clase de terrenos, es la misma en nuestro sur que en nuestra ciudad: los terrenos del ferrocarril son nacionales, “entonces la Municipalidad de San Rafael y el Gobierno Provincial dicen que no pueden hacer nada”.

Hubo que ponerle un nombre al lugar y esta vez no primó el afán de eternidad a través de algún nombre asociado con alcurnias, prosapias o victorias: le pusieron Barrio Nuevo, así, cortito. Vamos a conocerlo.

Mire la villa, mírela”

Ni bien atravesamos el umbral del olvido, unos vagos se cruzan con una amenaza que oculta un chiste. “Cuidado con la villa, se pone peligrosa”, larga uno. “¿Y hay laburito pa’ los vagos?”, dice otro. Rápidamente, llegan las risas y terminan por quedar descolocados cuando ven que, en realidad, vamos a hablar con sus madres, ese objeto divino dentro de la cosmogonía del pobre.

En las villas, ellas son las que saben cómo funciona el asunto que no funciona. Las madres, ustedes saben, siempre son las que todo lo saben y por todos velan. Y si algún progreso se logra, es porque hay madres detrás y esto es así, indefectiblemente, en cada rincón del mundo.

Vamos a la primera casa: es otra mañana en la villa y el sol pega en las latas, mientras la señora Estela intenta reunir un litro de un hilito de agua que sale de su canilla. ¿Por qué todo tiene que ser siempre así de difícil? ¿No debiera uno tener agua ni bien abre el surtidor? Uno imaginaría que semejante situación puede atacarla al abrir la heladera, pero es posible que ni heladera, mire, vea.

El problema aquí, no empezó con el asentamiento, sino que, según los vecinos, tendió a solucionarse, porque antes los galpones “eran aguantaderos de delincuentes”.

“Hace como cinco que nos prometieron el barrio, pero nos piden tener el terreno comprado para hacer las casas y después pagar cuotas por lotes y por casas y se hace difícil para nosotros”, dice ella, al pie de surtidor y ya llega otra vecina.

“Acá la Municipalidad de San Rafael no entra. Dicen que no pueden entrar a este terreno y con esa excusa no hacen nada. Con Edemsa nos pasa lo mismo, para poder darnos luz nos piden un comodato para poder poner una pilastra en cada casa. Mientras tanto, estamos todos colgados y por ahí nos amenazan con que van a pasar la topadora”, escuchamos y el hilito de agua sigue cayendo y el litro parece que jamás va a completarse.

No hace mucho, la Policía de Mendoza les pidió a los vecinos que hicieran una calle que atravesara la villa como una cicatriz atraviesa el antebrazo de un preso. Lo hicieron: pusieron diez manguitos por familia, contrataron una máquina e hicieron la calle, con la intención de que fuera transitada por la Policía, porque el afán de seguridad, al fin y al cabo, no es sólo apetito de los que tienen.

Le pusieron nombre a la calle: “Unión Obrera”. Y ahora entonces vale recordar que Borges ha escrito que el nombre es arquetipo de la cosa.

“Venga, joven”, llama una vieja que se enteró. “Mire la villa, mírela”, y la villa es mirada. “Fíjese una cosita: está más limpia esta villa que la Ciudad de San Rafael y que el Cuadro Nacional”, larga. “Y le digo otra cosa: hay cero delincuencia en el barrio”, termina. Tiene razón la vieja, que sonríe satisfecha, más allá de las ausencias que, en silencio, pronuncia su boca.

“Me los traje a vivir con nosotros”

Los primeros vecinos que llegaron se fueron de una a vivir a los galpones: no era muy agradable en invierno, pero tampoco en verano. Corría la segunda mitad de los ’90 y el menemismo había hecho ya tanto daño que se lo podía respirar por las calles.

Entre los primeros habitantes que fueron a los galpones, estaba doña Luisa Montoya. Tiene 49, pero parece de diez más. Con el tiempo, a Luisa y su marido les ha ido bien; tanto que dejaron el galpón y se hicieron un ranchito con patio a 200 metros. Tan bien les ha ido, que tenían una piecita vacía ahí atrás y se la dieron a una señora con cuatro hijos, una señora que hace unos días que no está, porque ha ido a parir al Schestakow, y sus cuatro hijos se levantan a la mañana como se acostaron a la noche y así andan por ahí.

“No tenían donde ir y me los traje a vivir con nosotros”, dice doña Luisa con toda naturalidad, como si fuera normal, como si los mendocinos tuviéramos como costumbre ser solidarios y cosas por el estilo.

Hay un dato más: doña Luisa se puso un almacén y, ya saben ustedes, los vecinos vienen a pedirle fiado. Y no le pagan la cuenta. “Pero no ponga nada, porque no está declarado”, se excusa como si, efectivamente a alguien le preocupara lo que ocurre o deja de ocurrir en este caserío de largas miserias, que a esta altura ya ni propietario de las tierras exhibe.

Doña Luisa es tajante: “¿Qué se puede esperar de gobernadores e intendentes? Este barrio es de gente trabajadora: hay albañiles, gente que trabaja descarozando ciruelas, changarines, camioneros, un par de municipales: nosotros nos queremos quedar a vivir acá, pero con los servicios y pagar los gastos. Ahora tenemos que juntar 500 pesos entre todos para tener personalidad jurídica”, comenta ella, quien, a la sazón, es la presidente de una Unión Vecinal que, como un personaje de Ionesco o Pirandello, busca su personalidad, pero jurídica.

“Esto era un bosque de delincuencia; ahora es un barrio y los vecinos de nosotros nos agradecen. Los que nunca se han aparecido, salvo cuando hay elecciones, son los políticos”, finaliza.

Sus niños y los otros niños, ya más acostumbrados a nuestra extraña presencia, juegan con los chocos. ¿Qué estarán pensando exactamente? La respuesta, tal vez, demorará unos diez o doce años en ser develada, si no es que antes, como dicen los mayas, los cineastas y los rockeros, este mundo de mierda no vuela en mil pedazos de una buena vez por todas.

Mientras tanto, ahí puede palparse una evidencia incontrastable: los niños son hermosos, aun cuando agonizan sobre las vías del tren.

Ulises Naranjo

(MDZOL)