sábado, 17 de octubre de 2009

El 70% de las argentinas no sabe cuidarse con métodos anticonceptivos


El Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) publicó un informe sobre los mitos que rodean a los métodos anticonceptivos. Aseguran que después de 50 años desde la invención de la bendita pastilla aún continúan reproduciéndose falsas creencias sobre su uso y que el 70% de las 3.000 llamadas por año que reciben al 0800 888 CELSAM (una línea de consulta gratuita) se refieren justamente a esas dudas.


Dicen que si los métodos no se usan de manera correcta aumentan las posibilidades de embarazos no planificados, abortos y muertes maternas. En la Argentina, de hecho, un 29% de los embarazos se registran en personas que declararon que utilizan un método de cuidado de manera regular, pero que cometieron algún error en el uso que finalmente permitió la concepción. “Hay falsas creencias, compartidas tanto por profesionales como por usuarios, que caracterizan a algunos métodos anticonceptivos como los malos de la película, sin que nadie se atreva a cuestionar la veracidad de esas afirmaciones”, dice la ginecóloga del Celsam, Alicia Figueroa. Más abajo los principales mitos y por qué son una mentira.

Las píldoras. Uno de los principales mitos radica en que muchas personas piensan que aquellas mujeres que tomen habitualmente anticonceptivos orales deben realizar una pausa o un descanso en la toma de las píldoras. “La prescripción de esas pausas resulta un error médico. La Organización Mundial de la Salud subrayó que los descansos en la toma de las pastillas son perjudiciales porque interrumpen la protección anticonceptiva”, dice Figueroa. Para la médica, esa actitud obliga además a la pareja a utilizar otros métodos anticonceptivos que les son menos familiares, cómodos o confiables y facilita la reaparición de efectos adversos, al reiniciar la toma de las píldoras anticonceptivas.

El dispositivo intrauterino (DIU). El informe también precisó que el dispositivo intrauterino (DIU) está asociado con frecuencia a la producción de diferentes enfermedades. Uno de los mitos más comunes respecto al DIU es que produce cáncer, mientras que muchos profesionales comparten la falsa creencia de que aumenta el riesgo de embarazo ectópico o fuera de lugar así como el riesgo de infecciones. “Todo esto fue ampliamente refutado en la literatura científica internacional”, sostiene Figueroa. Karina Iza, también ginecóloga del Celsam, asegura también que el DIU es uno de los métodos de anticoncepción más efectivos: “Se puede utilizar de manera segura en situaciones especiales como ser el posparto inmediato y después de un aborto, e incluso en mujeres que aún no han tenido hijos”.

El preservativo. Los usuarios del condón aseguran también que se trata de un método que produce disminución del placer, que aprieta y que se rompe fácilmente. El informe del Celsam recordó que la industria somete a los condones a altos estándares de controles de calidad y que la causa más frecuente de que se rompa son los errores en la colocación. El informe insiste en que es el método anticonceptivo más recomendado por los especialistas. Sin embargo, destaca que suele incurrirse en el error de indicar el uso del preservativo como si se tratara de una prescripción que el paciente debería acatar “sin tener en cuenta el derecho de las personas a elegir su forma de cuidado y las dificultades que muchas mujeres enfrentan al momento de pedirle a su compañero que lo utilice”.

Los métodos quirúrgicos. Los métodos quirúrgicos como la ligadura de trompas y la vasectomía también resultan poco claros para la gente. Los especialistas reconocen que tanto varones como mujeres piensan que son ilegales. En cambio, están regulados por normas nacionales e incluso deben ser provistos en forma gratuita por los hospitales, las obras sociales y las empresas de medicina prepaga a toda persona que lo solicite. Además, las personas suelen temer que esa técnica afecte su sexualidad, la cual en realidad resultará intacta o aun favorecida por contar con un método de altísima eficacia, coinciden los especialistas. “Los profesionales suelen tomar actitudes paternalistas sobre esos métodos”, dice la psicóloga Andrea Gómez. La especialista asegura que los médicos dificultan el acceso a estos métodos por el temor a que los pacientes cambien de opinión sobre un determinado número de hijos. Por eso, insistió: “El rol del profesional es informar con claridad y en forma imparcial acerca de las características de los métodos, su alta eficacia y la dificultad en su reversibilidad, que los hacen aptos sólo para personas que eligen no tener más hijos”.

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