La mejor pizzería de Buenos Aires

Sabores que van desde la mozzarela (o simplemente muzza) con queso que chorrea, hasta el brie con rúcula y salmón. Masa de molde a la finita a la parrilla. Locales en plena city, hasta reductos barriales. Pizzerías clásicas y pizzerías fashion. Hoy en Buenos Aires y alrededores funcionan cerca de ¡4500 pizzerías. Elegir sólo una entre tantas no habrá sido fácil, pero cientos de lectores de Glam Out dieron su voto. Y en base a los resultados, diseñamos la siguiente hoja de ruta.
Clásica vs Moderna
Normalmente en Argentina se hacen tres tipos de pizza. De un lado está la llamada a la piedra, que es la más finita y no hace falta tener demasiada hambre para bajarse cuatro porciones en una cena. En el otro extremo está la de molde, más bien gordita, de masa ancha. La pizza media masa está en un punto intermedio. La forma de cocinarlas se divide básicamente en dos: al horno (de piedra, de leña, o de gas), o a la parrilla, una innovación que tuvo mucho éxito en los últimos años. Hasta acá, lo que dice la teoría.

Ahora bien, haciendo una división simplista para categorizar las pizzerías de Buenos Aires, se puede hablar de dos tipologías. Definimos como 'clásicas' a aquellas que tienen más de 30 años de antigüedad y que suelen servir pizzas de molde. Su ambientación puede ser anticuada y algo desprolija, pero no importa. Por otro lado están las que podríamos llamar 'modernas', con pizzas de masa más fina, que incursionan en sabores internacionales, incorporando quesos como el camembert e ingredientes como el salmón y la rúcula. Suelen ser muy cuidadosos en la ambientación y la presentación de los platos. Por supuesto que esta generalización no niega (como veremos más adelante) la existencia de pizzerías 'clásicas' con sabores novedosos, o pizzerías 'modernas' con buenos ejemplares de fainá. Pero si nos regimos por esta división, se puede decir que la votación la ganan holgadamente las clásicas. De hecho, la edad promedio de las siete pizzerías que encabezan el ránking de las más votadas supera los 60 años.
Sorpresas pizzeras: el barrio también existe

Los locales más votados están, por lejos, en el centro de Buenos Aires, una zona por la que transita la mayoría de los habitantes de la ciudad, sobre todo durante la semana. El 40% de los votos fueron a parar a pizzerías urbanas y son éstas las que encabezan el ranking de favoritos. Pero antes de adentrarnos en los puestos másaltos de la lista, vale la pena ver algunas propuestas que sugirieron los lectores de Glam y que son desconocidos para muchos de los porteños. Se trata de pizzerías barriales, que los habitantes de la zona conocen tanto como su casa. Atenti vecinos.

Entonces, dentro de las barriales, una de las que más votos obtuvo es Chemichaux, en Vicente Lopez (Maipú 1296), donde la mayoría de sus fans votó por un mismo sabor: la de salmón y camarones. “La masa es casera y finita, y tienen muchísimas variedades ricas, como la de rúcula y parmesano, de berenjenas, de jamón crudo. ¡Y la de cebollas caramelizadas es buenísima!”, argumenta Leonor Tejerina, clienta del lugar.
En La Plata, hubo votos para cuatro pizzerías diferentes: Casablanca, Portonovo, La Cocina y El Gaucho Italiano (calle 50 entre 9 y 10), destacándose esta última por un sabor totalmente fuera de lo común, que combina lo tano de la pizza con lo argento del asado: ¡pizza de mollejas! “El sabor único de una masa bien lograda, junto a unas mollejas picaditas con un toque de limon dan una combinación única..., para disfrutar!”, asevera Gonzalo Villarreal. Y, nosotros admitimos: muy tentador.

Otros votos suburbanos se fueron para la zona Sur, más específicamente para Quilmes, donde el podio se lo disputan la muzza de Los Blancos (Moreno entre Rivadavia y Alsina) y la fugazzeta de Paseo Rivadavia (Rivadavia 64). En tanto que en el Oeste, se exalta el sentimiento barrial. Desde El Palomar, lectores como Gladys Elisa Scattoiln votan por la de ananá y palmitos de Pizza Plate (Boulevard San Martín 2228). “La verdad que me encanta ir a comer pizza cerca de donde vivo. La plaza donde está la pizzería es un centro gastronómico importante en la zona”. En Hurlingham ganó Larnía (Finochietto 1639). Mario Silikovich dice que allí “la pizza es una sóla: la de muzza, por la masa, calidad de queso y la salsa de la abuela”.

Top 3: los porteños las prefieren viejas
El resultado de la votación general refleja claramente que, sin importar edad y sexo, y aún con la apertura de nuevos reductos pizzeros, los porteños siguen prefiriendo las mismas muzzas que seguramente probaron sus abuelos. Veamos…
El ránking lo encabeza (con unos cuántos cuerpos de ventaja) un clásico de clásicos: El Cuartito (Talcahuano 937), con casi el doble de votos que sus perseguidores. Lo que llama la atención es que esta pizza atrae inclusive a quienes prefieren las masas más finitas. “Soy anti-pizzas con mucha masa, pero la excepción crea la regla. Y la excepción es que El Cuartito logró un pizza ancha muy buena”, opina, por ejemplo, Federico P. Gabriela Buena coincide: “Todas las pizzas de ahí son exquisitas. Son al molde, y eso que a mí no me gustan. Son grandes, chorrean grasa y el queso se queda pegado en los dedos. Hasta las aceitunas tienen otro sabor”, detalla.

Queda poco por decir acerca de esta pizzería decorada con fotos tangueras y futboleras. Una fija para los que entran y salen de los teatros cercanos. Un espacio donde el sabor y el precio de los productos atrae a locales y turistas. Hay que ir. El segundo lugar está compartido por otras dos pizzerías de antaño, ambas sobre la avenida Corrientes. Del Obelisco hacia el norte, entre Uruguay y Talcahuano, está Güerrín (Corrientes 1368), con una mesada para comer solo y al paso, y también salones amplios con mesas largas, como para ir con la familia entera. Si bien los sabores clásicos son los que más salen, la variedad se refleja en el gusto de los lectores de Glam Out, que votaron por sabores fuera de lo común. Romina Semprevivo eligió una de jamón crudo, apio y corazón de alcaucil. “Es riquísima!! Y tiene sabores originales que las pizzerías 'modernas' no igualan, especialmente en calidad”, opina.

Del Obelisco hacia el sur, entre Suipacha y Esmeralda, tenemos a Las Cuartetas (Corrientes 838), con apenas unos pocos votos menos que Güerrín. Acá sí que la preferida es la de muzza. Y según Federico Blank, ese el parámetro que se debería tomar para comparar una pizza con otra. “Creo que las pizzas deben medirse en muzza y ésta es la mejor lejos. La amás o la odias. Pero no deja indiferente a nadie. Un clásico”, define. La masa de Las Cuartetas es un punto medio entre la masa gorda y la finita tipo galleta.
A propósito, si vamos a buscar extremos, podemos afirmar con conocimiento de causa que del lado más gordo está El Fortín (Álvarez Jonte y Lope de Vega), muy votada por su versión de la mozzarella y jamón. Del otro lado, apenas mencionada en un par de votos está la lejana Acqua & Farina, en Cariló (ok, queda lejos de la capital, pero existe), donde la fineza de la masa permite que te comas una grande y luego pidas otra vez la carta para ver con qué seguís.
De cancheras, muzzas y fugazzetas

El cuarto puesto del ranking lo comparten cinco pizzerías. Cuatro de ellas son, nuevamente, clásicos de clásicos, aunque esta vez se alejan un poco del microcentro porteño.
Angelin (Córdoba 5270, Villa Crespo): es famosa por su pizza Canchera (de tomate, sin queso), pero los votos fueron para otras tradicionales, como la muzza y la Napolitana. El salón pequeño y desordenado deja bastante que desear, pero sus seguidores se bancan los defectos, como Fernando Lahoz, que dice que “el lugar un desastre. Sólo sabiendo que ahí está la mejor pizza podés entrar. La atencion es buena y los precios los de una pizzería de Puerto Madero, pero vale la pena porque es realmente excelente”

Burgio (Cabildo 2467, Belgrano): tal vez la mejor pizzería clásica de Belgrano con una estética similar a la de Güerrín. Sus adeptos fueron unánimes a la hora de elegir el sabor predilecto: muzza, de frente march. “Es a la antigua, gruesa y con mucho queso chorreante”, describe Esteban Arndt. “El horno es a leña y cocinan la pizza con el queso de ambos lados!”, agrega Raquel Tejerina.
La Mezzetta (Álvarez Thomas 1311, Colegiales): salón sin mesas, todo para llevar o comer ahí nomás, de dorapa. Esta pizzería se auto atribuye la invención de la fugazzeta. No sabemos si la habrán inventado ellos, pero sí se sabe que la hacen de 10. Ese es el sabor que eligen todos sus votantes en esta encuesta. “Exacta proporción entre masa, mozzarela y cebolla”, dice Melina Romano.
El Palacio de la Pizza (Corrientes 751): acá volvemos al centro. A pocos metros de distancia y apenas unos pocos votos debajo de Las Cuartetes y Güerrin. Con una gran dispersión de sabores favoritos entre los votantes, el aprecio a este estandarte de la pizza porteña se refleja en el comentario de Emiliano Russo: “El sabor de la muzzarella es inigualable. Ni que hablar la atención de "el Beto", un grande que trabaja en el local hace 30 años”.
El quinto local que comparte este escalón del ránking se convirtió en un clásico de las últimas dos décadas. La especialidad de Filo (San Martín 975) son las pastas y las pizzas a la piedra. “Las pizzas de Filo son una más rica que la otra y las más originales. Un defecto: el servicio por parte de las mozas deja mucho que desear, pero la calidad de la comida excelente”, dice María Eugenia Abdala Zolezzi. Conocemos Filo y coincidimos en que es muy rico, y también tuvimos problemas con el servicio. Los sabores más votados: Margarita, Brie, Montelo y Fugazzeta. Eso sí: los precios están en el rango más alto entre las pizzerías de Bs.As.
Tiempos modernos
En un tercer escalón, aparecen las pizzerías más modernas, con una gran dispersión de votos. No hubo un claro ganador dentro de estos locales que, salvo excepciones, abrieron sus puertas hace no más de 10 años y son ideales para una cena más liviana que la que se disfrutaría en, por ejemplo, El Fortín. Más que cuestión de gustos, es un tema de momento. Y si una noche, o un mediodía querés comer una pizza rica y diferente, anotá:

Almacén de Pizzas: una cadena de pizzas gourmet que se maneja muy bien tanto en el salón como en el delivery. La de jamón crudo con rúcula y la de brie con rúcula fueron dos de las más votadas. Es decir: la rúcula sigue de moda.

Grappa (El Salvador 5802): un futuro clásico de Palermo Hollywod, que cumple tanto en el rubro pastas como en pizzas, siempre en un ambiente distendido. La rúcula vuelve a ser protagonista en los sabores predilectos de los lectores: salmón y rúcula, y mozzarella, rúcula y tomates fueron los más elegidos. Vale la pena probarlo, pero hay que reservar con anticipación.
Michi (Tegucigalpa 1490): en realidad es un clásico del bajo Belgrano (barrio River), favorito entre los vecinos de la zona. “La pizza es finita, crocante, no de esas que les ponen la salsa y después son una goma. Hay infinidad de gustos, tradicionales y especiales. La empanada Michi de jamón y queso también es imperdible”, opina Julieta Rojas.
Pizza & Espuma: buen ejemplo de pizzería cool, con tres locales en Palermo y Barrio Norte. Los sabores votados denotan el tipo de pizza que se puede conseguir aquí: rúcula y parmesano, albahaca, verduras grilladas… para comer bien, rico y liviano.
Romario: ¿Alguno que no lo conozca? Romario es sinónimo de reunión pizzera con amigos una noche de semana. Una cadena que hoy tiene más de 10 locales en diversos barrios capitalinos. No podía faltar entre los favoritos. Pizza rica, sin estridencias, que se adapta a todos los paladares. Buena onda y siempre chicas y chicos lindos en sus mesas.
Sr. Telmo (Defensa 756): pizza a la parrilla en pleno barrio tanguero. Indispensable para los empleados de las oficinas de la zona y para salidas nocturnas. “Hacen pizzas a la parrilla bien finitas. De entrada te sirven unas porciones pequeñas de pizza a la provenzal. Buenísima!!!”, cuenta Valeria Mouriño. Y tiene razón.
Hubo muchas pizzerías más elegidas, que no pudimos incluir en la nota ya que más que una hoja de ruta pasaría a ser una guía de viajes. Desde Glam Out les agradecemos a todos los que nos mandaron sus opiniones, que la democracia culinaria se hace voto a voto.

CLAUDIO WEISSFELD