jueves, 16 de julio de 2009

Ser español no seduce en Argentina


La crisis y la burocracia reducen al mínimo las peticiones de nacionalidad que la Ley de Memoria Histórica reserva para hijos y nietos de españoles
Primero se dijo que serían entre 400.000 y 600.000 argentinos los que tendrían derecho a solicitar la nacionalidad española, gracias a la disposición adicional de la Ley de Memoria Histórica, que permite que los nietos de españoles opten también al pasaporte de sus abuelos. Luego se leyó mejor el texto legal y se calculó que las peticiones rondarían realmente las 100.000. Han pasado seis meses desde la entrada en vigor de la ley, en diciembre de 2008, y la realidad es que el consulado español en Buenos Aires no ha recibido ni tan siquiera 10.000 solicitudes. "Ha sido una auténtica sorpresa", reconoce José Antonio Nespral, presidente del Centro Asturiano en la capital argentina. Todo el dispositivo montado por el servicio consular, con citas previas vía Internet para evitar aglomeraciones y supuestas avalanchas de argentinos ansiosos de lograr un pasaporte español, se ha demostrado superfluo. Las colas de los primeros días han ido desapareciendo y las expectativas, reduciéndose.

¿Qué ha sucedido para que menos de 10.000 de los centenares de miles de nietos de españoles que viven en Argentina hayan iniciado realmente los trámites de solicitud?

Se trata, probablemente, de un conjunto de circunstancias: las restricciones objetivas que impone la ley, las dificultades para conseguir la documentación necesaria, y también que España, sumida en una fuerte crisis económica, ha dejado de ser un destino deseado. "Hay dificultades técnicas considerables", asegura José Antonio Nespral. "Primero, porque no es fácil conseguir las partidas de nacimiento de los abuelos, en España, documentos a veces casi ilegibles".

Por otro lado, la Ley de Memoria Histórica esta pensada para los descendientes de quienes emigraron entre 1936 y 1955, el exilio provocado por la Guerra Civil. Muchas de esas personas no inscribieron a sus hijos en el registro español (se sentían ajenos a cualquier cosa que representara al franquismo), sobre todo los que no se quedaron en las grandes ciudades sino que emigraron hacia el interior del país y, muy especialmente, al mundo rural.

En teoría, los nietos de esos españoles, llegados en ese periodo, podrían acogerse a la nueva ley (con un espacio de vigencia de dos años) y solicitar el pasaporte de sus abuelos. Pero una vez más surgen los problemas burocráticos: según el Código Civil, no se puede producir un salto generacional, ni la ruptura de la cadena, lo que quiere decir que, antes de inscribir a los nietos como españoles, habría que inscribir a sus padres. Y en algunos casos, los padres están muertos.
¿Pueden los nietos inscribir a sus padres ya fallecidos? No parece que los consulados se encuentren cómodos con esa posibilidad, comenta el director del Centro Galicia, José María Vila Alen. Y si están vivos y pueden inscribirse, la ley dice que sólo transmiten el derecho a la nacionalidad a sus hijos menores de edad.
Ni "abriendo la mano"
"No existe un censo real que permita saber cuántos argentinos tienen un abuelo o abuela nacido en España, pero indudablemente se cuentan en centenares de miles, si se tienen en consideración las diferentes oleadas de emigración española a Argentina", explica el director del Centro Galicia, José María Vila Alen. En el consulado que atiende el Gran Buenos Aires están legalmente inscritos 240.000 españoles.
El consulado afirma que no está autorizado a facilitar el número exacto de expedientes que se están tramitando como consecuencia de la Ley de Memoria, pero admite que, al menos en Argentina, son "muchísimos menos de los esperados". Y eso aunque aseguran que están aceptando cierto margen, "abriendo la mano", a la hora de interpretar las restricciones legislativas.

Soledad Gallego-Díaz

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