sábado, 11 de julio de 2009

La Avenida de Mayo cumple 115 años


Aseguran algunos historiadores que deslumbrado por la magnificencia de la ciudad de París -su trazado y sus plazas, sus avenidas y tiendas, sus famosos boulevards y edificios en altura- Torcuato de Alvear imaginó que la Avenida de Mayo podía ser el correlato de aquella ciudad europea, pero en Sudamérica. Durante su intendencia impulsó la creación de la avenida y la soñó como un eje de vanguardia. Eran años de prosperidad y la avenida se hizo eco del progresismo de la época: tuvo, en su trazado, el primer rascacielos de la Ciudad, la torre Barolo; por debajo de toda su extensión corrió el primer subte de América del Sur; y en el edificio que ahora recicla la UOCRA, al 1.200 de la avenida, se colocó el primer ascensor del país.

La concreción de este proyecto colosal que pergeñaba Alvear se empezó a gestar en 1884, cuando se sancionó la ley que autorizaba la apertura de la avenida. Se inauguró diez años después, precisamente un 9 de julio de 1894 y hoy, con una gran fiesta al aire libre, se festejan sus 115 años .

"En aquellos tiempos, justo donde se planeó la traza de la avenida, estaban los fondos de las casas de las familias tradicionales de la Ciudad. Muchas se negaban a dejarlas, pretendían que el trazado se hiciera sobre Rivadavia. Hubo juicios, peleas y demandas. Finalmente algunas terminaron cedieron sus terrenos al Estado", le contó a Clarín Manuel Pérez Amigo, presidente de la Asociación de Amigos de la avenida y un experto en su historia. Un trabajo de reconstrucción histórico da cuenta de un caso resonante, el de Isabel Armstrong de Elortondo. Su propiedad estaba ubicada sobre Perú, entre Rivadavia e Hipólito Yrigoyen. La señora se resistió a abandonar su casa y aceptó el fallo de la Corte Suprema que, en 1888, consideró que no era "procedente expropiar la totalidad de la finca". Así su casa quedó dividida en dos. En las crónicas de las épocas, los diarios decían que "muchos pretendieron cobrar ingentes sumas por las fracciones expropiadas".

Surcada por edificios que se transformaron en íconos de la Ciudad (ver Entre bares...), uno de los fundamentos del proyecto fue unir dos de los tres poderes de la República, la Casa de Gobierno y el Congreso. "Este diseño tienen una enorme relevancia. Y no es un dato menor que también sobre la avenida estuvieran los principales diarios de la época, como La Prensa, Crítica y El Diario", reflexionó el arquitecto Fabio Grementieri, especialista en patrimonio arquitectónico. Grementieri propone una visión diferente y polémica sobre la estética de la avenida: "Su impronta es centro europea. Para 1910 su fisonomía era muy similar a las de las que se podían ver en lo que fue el Imperio Austrohúngaro. De hecho muchos de los ingenieros y los arquitectos que diseñaron los edificios que la circundan fueron suizos, húngaros, alemanes y del norte de Italia", detalla Grementieri.

Tiene sólo 9 cuadras, las suficientes para concentrar, durante décadas, la actividad social, comercial y política de la Ciudad. Y aún cuando fue escenario de enfrentamientos -marchas y protestas violentas o la represión policial de 2001 y 2002- continúa siendo un eje imprescindible para los porteños y para los miles de turistas que la visitan diariamente.

Silvia Gómez

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